Segundo Domingo de Adviento – Predicación de Juan el Bautista – Marcos 1:1-8

1. Oración introductoria – Segundo Domingo de Adviento – Predicación de Juan el Bautista – Marcos 1:1-8

Me detengo y poco a poco me calmo. Hago la señal de la cruz, tomando conciencia más profundamente de la presencia de Dios dentro de mí y en todo lo que me rodea. Pido la gracia del Espíritu Santo, el don de ser conmovido por la Palabra de Dios, que ahora se me permite leer, escuchar, reflexionar y permitir que forme a Cristo dentro de mí (Gal 4:19), para que pueda ser misericordioso, así como el Padre celestial es misericordioso (Lc 6:36). Pido esto con mis propias palabras o utilizando las siguientes

«Padre celestial, te agradezco por Juan el Bautista. Ayúdame con la gracia del Espíritu Santo para comprender más profundamente el mensaje del comienzo de la buena noticia de tu Hijo y cómo puedo guiar a las personas hacia él, como lo hizo Juan el Bautista.»

2. Lectura – Escucha: Segundo Domingo de Adviento – Predicación de Juan el Bautista – Marcos 1:1-8

1 Principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. 2 Como está escrito en el profeta Isaías:

«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
El cual preparará tu camino.
3 Una voz clama en el desierto:
“Preparen el camino del Señor;
Enderecen sus sendas.”»

4 Juan se presentó en el desierto, y bautizaba y proclamaba el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. 5 Toda la gente de la provincia de Judea y de Jerusalén acudía a él, y allí en el río Jordán confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba. 6 La ropa de Juan era de pelo de camello, alrededor de la cintura llevaba un cinto de cuero, y se alimentaba de langostas y miel silvestre. 7 Al predicar, Juan decía: «Después de mí viene uno más poderoso que yo. ¡Yo no soy digno de inclinarme ante él para desatarle la correa de su calzado! 8 A ustedes yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»

3. Pensamientos sobre el Evangelio: Segundo Domingo de Adviento – Predicación de Juan el Bautista – Marcos 1:1-8– Reflexion y Comentario

«Todo tiene un comienzo, incluso la buena noticia de Dios que Jesús nos comunica. De hecho, tiene precursores que prepararon su llegada. Llegó a nosotros a través de personas y eventos. Por eso, al reflexionar sobre este texto, es apropiado preguntarnos: ¿Quién me mostró el camino hacia Jesús? ¿He ayudado a alguien a descubrir la buena noticia de Dios? ¿He sido precursor para alguien?

Al principio y al final del Evangelio de Marcos, nos encontramos con el título: Hijo de Dios. En todas partes luego nos explica cómo entender y proclamar la verdad central de nuestra fe, que Jesús es el Hijo de Dios.

Para señalar el comienzo de la buena noticia, citó a los profetas Malaquías e Isaías. En sus textos, vemos la esperanza que vivía en los corazones de las personas en tiempos de Jesús. Esperaban la llegada del mensajero que proclamaba Malaquías y que prepararía el camino del Señor (Malaquías 3:1). También esperaban la realización de la profecía de Isaías sobre el mensajero de Dios (Isaías 40:3).

Como entonces, la esperanza en la buena noticia de Dios está viva hoy. Para proclamarla, es importante descubrir la esperanza que las personas nutren en sus corazones y mostrar cómo puede realizarse a través de la fe en Jesucristo. ¡La esperanza es lo último que muere!

Marcos hizo lo que seguimos haciendo hoy. Utilizó las Escrituras para iluminar los hechos de la vida. Al citar las profecías, mostró que con la llegada de Juan el Bautista, quien inició un gran movimiento popular, la esperanza del pueblo comenzó a buscar respuestas y a realizarse. ¡Toda Judea y los habitantes de Jerusalén iban hacia él! La semilla de la buena noticia comenzó a brotar y crecer.

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El pueblo esperaba que Elías viniera y restaurara la vida en la comunidad. Elías era conocido como un hombre que ‘vestía ropa de pelo y llevaba un cinturón de cuero alrededor de la cintura’ (2 Reyes 1:8). Similarmente, Juan llevaba ropa de pelo de camello, indicando claramente que cumpliría la misión profética de Elías (Marcos 9:11-13). En aquel tiempo, muchos pensaban que Juan el Bautista era el Mesías (Hechos 19:1-3). Para ayudar en su discernimiento, Marcos relata las palabras de Juan, diciendo que él es solo precursor del verdadero Mesías y que su tarea es mostrar el camino hacia Jesús.

Con el comienzo de su Evangelio, Marcos quiso decirnos también cómo leer nuestra historia. El comienzo, la semilla de la buena noticia de Dios, está oculta en nuestras vidas, nuestro pasado y la historia de vida que vivimos, porque Dios Padre está presente en todo esto a través de Cristo en el Espíritu Santo.

Por eso, es fundamental recordar constantemente lo que Dios ha hecho en el pasado, en las antiguas y nuevas alianzas, y en nuestra historia, porque así es como Dios continúa obrando hoy. Quien pierde la memoria de su pasado, pierde su identidad y no sabe de dónde viene ni a dónde va.

El anuncio de la buena noticia trajo novedad que comenzó a crecer entre las personas. Oremos al Espíritu Santo para que abra nuestros ojos a ella y nos dé la fuerza para ayudar a abrir los ojos de otros, para que vean la presencia liberadora y transformadora de Dios Padre a través de Jesucristo en el Espíritu Santo, que obra en los eventos cotidianos de nuestra vida.»

4. Meditación – Reflexión

Ahora estoy reflexionando sobre la Palabra de Dios que he escuchado. Estoy mirando a Jesús y a otras personas en el pasaje. Estoy observando cómo la Palabra de Dios toca mis pensamientos y sentimientos, cómo me revela a Dios a mí y a mí mismo y a los demás en Él. Los siguientes pensamientos o preguntas también pueden ser útiles:

  • ¿Qué fue lo que más me alegró o sorprendió en el texto?
  • ¿Qué me dice el texto sobre Jesús y su misión, y qué dice sobre mí y mi misión?
  • ¿Quién me mostró el camino hacia Jesús y a quién se lo he mostrado yo? ¿A quién más puedo mostrárselo y cómo?

5. Oración Personal

En los próximos momentos de silencio, hablo de esto con Jesús. Le cuento lo que pienso, lo que siento, lo que quiero. Le pido la gracia que necesito para… (haz tu conversación con Dios).

6. Contemplación – Momento de silencio con Dios

Permito que todo dentro de mí se vuelva silencio. Estoy simplemente presente en Dios, así como Él está presente en mí. Quizás desde este silencio y quietud, sentiré aún más la dirección de Dios y Su deseo de que siempre esté con Él y haga todo con Él y en Él…

7. Oración al final

«Padre celestial, te agradezco por permitirme estar junto a tu Hijo y descubrir el inicio de su buena nueva. Gracias por invitarme a guiar a las personas hacia él. Te pido que derrames sobre mí la abundancia de tu gracia para poder lograrlo.»

8. Revisión de mi meditación o reflexión en la oración

Este es el momento en el que tomo conciencia y articulo lo que estaba sucediendo dentro de mí durante la oración. Las siguientes preguntas pueden ayudarme en la reflexión:

  • ¿Qué estaba sucediendo durante la oración? ¿Qué sentimientos y pensamientos pude discernir dentro de mí?
  • ¿Qué aprendí acerca de Dios, Su relación conmigo y con los demás, y mi propia relación con Él y con los demás?
  • ¿Cómo concluí mi oración? ¿Qué recibí en ella para mi vida cotidiana?
  • Al final, puedo anotar mis ideas, descubrimientos y realizaciones. También anoto dónde encontré dificultades, ya que pueden ser valiosas para comprender la relación de Dios conmigo y mi relación con Él. También pueden ayudarme a encontrar una forma de orar más adecuada. Luego, expreso gratitud al Dios trino por todo.

Las meditaciones de Lectio Divina se publican y adaptan con permiso de los jesuitas en ignacijevdom.si.

Texto de la Biblia – Reina-Valera 1960 (NVI)

Let us remain close in the same prayer! May the Lord bless you abundantly!