
1. Oración introductoria – Parábola de la fiesta de bodas – Mateo 22:1-14
Me detengo y poco a poco me calmo. Hago la señal de la cruz, tomando conciencia más profundamente de la presencia de Dios dentro de mí y en todo lo que me rodea. Pido la gracia del Espíritu Santo, el don de ser conmovido por la Palabra de Dios, que ahora se me permite leer, escuchar, reflexionar y permitir que forme a Cristo dentro de mí (Gal 4:19), para que pueda ser misericordioso, así como el Padre celestial es misericordioso (Lc 6:36). Pido esto con mis propias palabras o utilizando las siguientes:
«Te ruego por la gracia de poder y saber escuchar desde afuera y desde adentro. Desde afuera, las palabras que leo; desde adentro, los sentimientos e impulsos que se despiertan. Comienzo a leer el pasaje del Evangelio lentamente. Palabra por palabra. Línea por línea. Contemplo a aquel que me está hablando.»
2. Lectura – Escucha: Parábola de la fiesta de bodas – Mateo 22:1-14
22 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: 2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. 8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
3. Pensamientos sobre el Evangelio: Parábola de la fiesta de bodas – Mateo 22:1-14 – Significado y Comentario
El significado de la parábola de la boda es completamente claro cuando se lee en su contexto. En la parábola anterior del viñedo, Jesús resume la historia de la salvación (Mt 21:33-45). Dios rodeó a Israel con cuidado especial y esperó que diera frutos en fidelidad y justicia. De vez en cuando, envió profetas para recordar al pueblo los frutos que esperaba, pero su misión siempre se encontró con el rechazo de Israel. Finalmente, envió a su Hijo, pero lo mataron. En este punto, Jesús afirma que debido a que Israel continuó rechazando el Reino Celestial, este pasaría a otro pueblo, es decir, a los gentiles (Mt 21:43). Esta declaración nos da la clave para interpretar la parábola de la boda, que esencialmente repite el mensaje de la parábola anterior con una imagen y matices diferentes.
Las parábolas de ninguna manera justifican la idea de que Dios rechazó a Israel a favor de la Iglesia. Leer Romanos 9-11 es suficiente para confirmar lo contrario. Jesús advirtió a su pueblo con la intención de atraerlo a la conversión y hacer que lo aceptara. Además, incluso los gentiles que fueron invitados de nuevo corrieron el riesgo de ser expulsados si no llevaban el ‘vestido de boda’.
Similar a Jesús, Isaías (25:6-10a) también habló de la fiesta de bodas que Dios preparó para todos los pueblos. El pueblo israelita, y especialmente la ciudad de Jerusalén, permaneció en el centro del plan de Dios como mediadores de la salvación. En el Nuevo Testamento, a pesar del reconocimiento de que ‘la salvación proviene de los judíos’ (Jn 4:22), el único mediador de la salvación fue Jesús, quien continuó su mediación a través de la comunidad de sus discípulos, la Iglesia.
Para el que invita a la boda, es ofensivo si alguien llega en ropa de trabajo común. Significa que no se toma en serio la oportunidad que se le ha dado. La imagen del vestido de boda enfatiza que no se puede entrar en el reino sin la preparación que es la conversión. Cambiar de ropa, en un sentido bíblico, significa cambiar su forma de vida (ver Rom 13:14; Gál 3:27; Ef 4:20-24). El vestido de boda significa aceptar la fe en Jesucristo, es decir, vestirse de Él y estar dispuesto a aprender, ver, escuchar y percibir todo a su manera, como vemos en los Evangelios. Significa vivir a Cristo. Vivir y actuar en Su Espíritu.
La expresión ‘Muchos son llamados, pero pocos son elegidos’ es un semitismo. El hebreo bíblico, careciendo de comparaciones, utiliza expresiones basadas en contrastes drásticos. Por lo tanto, esta expresión no nos dice nada acerca de la relación numérica entre los llamados a la Iglesia y los elegidos para la vida eterna.
Sin embargo, también es cierto que la parábola distingue entre el llamado a la salvación, la elección y la perseverancia final. La generosidad del gobernante del Reino Celestial es grande, pero debemos tomar en serio sus demandas. La salvación no debe darse por sentada. Es un regalo gratuito de Dios. Sin embargo, al igual que los profetas advirtieron (Jer 7:1-15; Os 6:1-6), Jesús también advierte. Si no estamos dispuestos a cooperar con el regalo de Dios, no puede ayudarnos y, en consecuencia, no tenemos acceso al banquete eterno.»
4. Meditación – Reflexión
Ahora estoy reflexionando sobre la Palabra de Dios que he escuchado. Estoy mirando a Jesús y a otras personas en el pasaje. Estoy observando cómo la Palabra de Dios toca mis pensamientos y sentimientos, cómo me revela a Dios a mí y a mí mismo y a los demás en Él. Los siguientes pensamientos o preguntas también pueden ser útiles:
- ¿Existen en mi vida ‘asuntos urgentes’ que me impiden aceptar la invitación de Dios?
- ¿Cuál es la vestimenta de bodas que Dios quiere en mí para que pueda participar en el banquete de bodas del Reino Celestial?»
5. Oración Personal
En los próximos momentos de silencio, hablo de esto con Jesús. Le cuento lo que pienso, lo que siento, lo que quiero. Le pido la gracia que necesito para… (haz tu conversación con Dios).
6. Contemplación – Momento de silencio con Dios
Permito que todo dentro de mí se vuelva silencio. Estoy simplemente presente en Dios, así como Él está presente en mí. Quizás desde este silencio y quietud, sentiré aún más la dirección de Dios y Su deseo de que siempre esté con Él y haga todo con Él y en Él…
7. Oración al final
«Padre Celestial, te agradezco por tu Hijo Jesucristo, quien es mi vestimenta de bodas. Te ruego que me ayudes con la gracia del Espíritu Santo a ser capaz de vestir a Cristo y vivirlo siempre y en todas partes.»
8. Revisión de mi meditación o reflexión en la oración
Este es el momento en el que tomo conciencia y articulo lo que estaba sucediendo dentro de mí durante la oración. Las siguientes preguntas pueden ayudarme en la reflexión:
- ¿Qué estaba sucediendo durante la oración? ¿Qué sentimientos y pensamientos pude discernir dentro de mí?
- ¿Qué aprendí acerca de Dios, Su relación conmigo y con los demás, y mi propia relación con Él y con los demás?
- ¿Cómo concluí mi oración? ¿Qué recibí en ella para mi vida cotidiana?
- Al final, puedo anotar mis ideas, descubrimientos y realizaciones. También anoto dónde encontré dificultades, ya que pueden ser valiosas para comprender la relación de Dios conmigo y mi relación con Él. También pueden ayudarme a encontrar una forma de orar más adecuada. Luego, expreso gratitud al Dios trino por todo.
Las meditaciones de Lectio Divina se publican y adaptan con permiso de los jesuitas en ignacijevdom.si.
Texto de la Biblia – Nueva Versión Internacional (NVI)
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