Parábola de las diez Vírgenes – Mateo 25:1-13 – Reflexion y Comentario

1. Oración introductoria – Parábola de las diez Vírgenes – Mateo 25:1-13

Me detengo y poco a poco me calmo. Hago la señal de la cruz, tomando conciencia más profundamente de la presencia de Dios dentro de mí y en todo lo que me rodea. Pido la gracia del Espíritu Santo, el don de ser conmovido por la Palabra de Dios, que ahora se me permite leer, escuchar, reflexionar y permitir que forme a Cristo dentro de mí (Gal 4:19), para que pueda ser misericordioso, así como el Padre celestial es misericordioso (Lc 6:36). Pido esto con mis propias palabras o utilizando las siguientes:

«Te ruego por la gracia de poder y saber escuchar desde afuera y desde adentro. Desde afuera, las palabras que leo; desde adentro, los sentimientos e impulsos que se despiertan. Comienzo a leer el pasaje del Evangelio lentamente. Palabra por palabra. Línea por línea. Contemplo a aquel que me está hablando.»

2. Lectura – Escucha: Parábola de las diez Vírgenes – Mateo 25:1-13

25 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

3. Pensamientos sobre el Evangelio: Parábola de las diez Vírgenes – Mateo 25:1-13 – Reflexion y Comentario

Jesús contó muchas parábolas sobre el Reino de Dios. En ellas podemos encontrar dos dimensiones: 1) El Reino que ya está presente aquí y ahora, oculto en los eventos cotidianos que podemos descubrir y apreciar. 2) El Reino futuro que está por venir, y para el cual cada uno de nosotros debe prepararse desde ahora. La tensión entre el «ya» y el «todavía no» impregna la vida cristiana.

Jesús comenzó la parábola diciendo que el Reino de los cielos es como… Esto significa que está hablando del Reino futuro. Utilizó una costumbre común de invitar a algunas jóvenes vírgenes del pueblo para acompañar al novio en su celebración de bodas. Deben acompañarlo con lámparas encendidas, que eran pequeñas y contenían suficiente aceite solo por un corto tiempo. Por lo tanto, fue sabio que cada una de ellas llevase consigo un poco de aceite de repuesto. La lección de la parábola es que aquellos que asumen una tarea deben prepararse de acuerdo a sus requisitos.

Era de noche y el novio se estaba retrasando. Las jóvenes se durmieron. De repente, se oyó un grito anunciando la llegada del novio. Las cosas que nos suceden repentinamente, independientemente de nuestra voluntad, muestran si somos precavidos y previsores o insensatos y cortos de vista.

Cuando se despertaron, comenzaron a reponer el aceite. Las jóvenes sin aceite de repuesto pidieron a las otras que les prestaran. Las jóvenes sensatas les aconsejaron que lo compraran, pero mientras tanto, las puertas se cerraron. No pudieron entrar, a pesar de tocar y pedir. Por lo tanto, Jesús enfatizó al final: «Por lo tanto, manténganse alerta, porque no saben ni el día ni la hora».

Dios puede venir en cualquier momento en nuestras vidas. Todos deben estar siempre preparados. Así como las jóvenes sensatas y previsoras en la celebración de bodas, cada uno debe estar preparado. De hecho, nadie puede «tomar prestadas» buenas obras de otros cuando llegue el momento. Cada uno debe servir constantemente a Dios y al prójimo, ya que no sabe cuándo vendrá el Novio.

En la parábola de las diez vírgenes, hay algunas cosas inusuales: a) No hay tiendas abiertas por la noche, b) por lo general, en una celebración de bodas, las puertas no se cierran, c) normalmente, el novio nunca diría que no conoce a las jóvenes. Estas cosas inusuales desafían a los oyentes a prestar atención para entender la lección.

Desde la época del profeta Oseas en el siglo VIII a.C., la gente tenía la esperanza de que algún día podrían experimentar una cercanía con Dios similar a la que existe entre el novio y la novia (Oseas 2,19-20). El profeta Isaías les dijo claramente que Dios deseaba ser el esposo de su pueblo (Isaías 54,5; Jeremías 3,14) y alegrarse con ellos, como un novio se alegra con su novia (Isaías 62,5).

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Esta esperanza se cumplió con la venida de Jesús. Sin embargo, Jesús como el novio solo puede entrar en la vida de aquellos que están dispuestos a darle espacio. Quien no esté preparado, no debe demorar, ya que nadie sabe ni el día ni la hora de su venida final.

4. Meditación – Reflexión

Ahora estoy reflexionando sobre la Palabra de Dios que he escuchado. Estoy mirando a Jesús y a otras personas en el pasaje. Estoy observando cómo la Palabra de Dios toca mis pensamientos y sentimientos, cómo me revela a Dios a mí y a mí mismo y a los demás en Él. Los siguientes pensamientos o preguntas también pueden ser útiles:

  • ¿Qué llamó mi atención en esta parábola? ¿Por qué?
  • Jesús diferencia entre «necios» y «prudentes». ¿Qué significa para mí la necedad y la prudencia? ¿Cómo afectan a mi vida? 

5. Oración Personal

En los próximos momentos de silencio, hablo de esto con Jesús. Le cuento lo que pienso, lo que siento, lo que quiero. Le pido la gracia que necesito para… (haz tu conversación con Dios).

6. Contemplación – Momento de silencio con Dios

Permito que todo dentro de mí se vuelva silencio. Estoy simplemente presente en Dios, así como Él está presente en mí. Quizás desde este silencio y quietud, sentiré aún más la dirección de Dios y Su deseo de que siempre esté con Él y haga todo con Él y en Él…

7. Oración al final

Padre celestial, te doy gracias por tu Hijo Jesucristo y su vigilancia y prudencia. Ayúdame con la gracia del Espíritu Santo a parecerme cada vez más a Él y a estar alerta y prudente en medio de la vida cotidiana.

8. Revisión de mi meditación o reflexión en la oración

Este es el momento en el que tomo conciencia y articulo lo que estaba sucediendo dentro de mí durante la oración. Las siguientes preguntas pueden ayudarme en la reflexión:

      • ¿Qué estaba sucediendo durante la oración? ¿Qué sentimientos y pensamientos pude discernir dentro de mí?
      • ¿Qué aprendí acerca de Dios, Su relación conmigo y con los demás, y mi propia relación con Él y con los demás?
      • ¿Cómo concluí mi oración? ¿Qué recibí en ella para mi vida cotidiana?
      • Al final, puedo anotar mis ideas, descubrimientos y realizaciones. También anoto dónde encontré dificultades, ya que pueden ser valiosas para comprender la relación de Dios conmigo y mi relación con Él. También pueden ayudarme a encontrar una forma de orar más adecuada. Luego, expreso gratitud al Dios trino por todo.

Las meditaciones de Lectio Divina se publican y adaptan con permiso de los jesuitas en ignacijevdom.si.

Texto de la Biblia – Nueva Versión Internacional (NVI)

Let us remain close in the same prayer! May the Lord bless you abundantly!